El trabajo en la comunidad
Unidos a todos los hombres, desarrollan un trabajo manual que les ayude a sentirse uno con Dios, en esa tarea de llevar a fin la Creación, que un día Dios confiara a los hombres. Saben que son colaboradores de Dios y que, si toda su vida debe girar en torno a un vivir inmersos en El, no pueden estar alejados de esa donación total de sí mismos en el trabajo, con el cual los hombres reciben de Dios el sustento necesario.
Su trabajo va a desarrollarse en el propio Monasterio. Por una parte, han creado una pequeña editorial donde publican y dan a conocer escritos de los Padres de la Iglesia -en una traducción pastoral- o de los grandes Maestros de vida espiritual, así como escritos diversos sobre la oración, tratados de iconografía y publicaciones sobre los iconos y su espiritualidad, etc., que puedan enriquecer la vida del cristiano.
En la actualidad, y retomando la antigua tradición monástica de transmitir la fe y la cultura cristiana a través de los pergaminos -fiados solamente de la Palabra de Dios- han comenzado a producir programas para la TV de la más variada índole con el único fin de anunciar el misterio de Cristo y el Reino que Jesús vino a implantar sobre la tierra
Por ello, la tarea evangelizadora -tan urgente y tan urgida en nuestro tiempo por el Santo Padre- la desarrollan a través de un canal propio de TV mediante el cual «servir a los hombres para reconciliarlos y llevarlos a Dios», como dijera el ángel a San Pacomio en los inicios de la vida monástica. Por ello, dicho canal de TV no tiene publicidad, ni persigue otro fin que el de anunciar el Evangelio sin más recursos que la Providencia de Dios que llega de las maneras más inesperadas.
Un lustro de experiencia demuestra una vez más que la Palabra de Dios mantiene toda su vigencia y se cumple hoy.
Por otra parte, en un pequeño Taller de Artesanía Litúrgica, policroman imágenes, confeccionan ornamentos litúrgicos y todo tipo de ropa de altar (paños de atril, corporales, purificadores, etc.), pintan velas y cirios pascuales, etc. todo ello teniendo el icono como expresión de la cercanía de Dios, que se hace especialmente presente en la celebración litúrgica.
Teniendo la pintura de iconos como parte de su camino espiritual, no solamente escriben sobre los santos iconos -su historia, su espiritualidad, su composición, su lugar en la liturgia y en la catequesis de la Iglesia, etc...-, sino que disponen de un Taller de Iconos, en el que realizan iconos pintados, según las técnicas antiguas y, también, reproducciones de iconos sobre madera, siempre con el interés de hablar de Dios a los hombres mediante su propio trabajo, aunque propiamente no lo consideran un trabajo. Sienten la pintura de iconos, como una tarea confiada por el Señor y la ejercen en nombre de la Iglesia, como ministros encargados de hacer presente a Dios en el mundo, en los hogares... a través de los iconos. Es, para ellos, un tiempo exquisito de oración, de estar con el Señor plasmando el rostro de Aquel que nos amó primero.